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Heroicidades de las mujeres musulmanas.

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Mensaje por Invitado 7/11/2012, 11:44 pm

bismillahsalam

Heroicidades de las mujeres musulmanas. 05a0f48f87cb57e37d23bfc954d0c63d
Heroicidades de las mujeres musulmanas.


La historia del Islam abunda en montones de tales valerosas acciones por parte de las mujeres musulmanas, pero, desafortunadamente, no son comúnmente conocidas.

Antes del Islam, las mujeres árabes solían acompañar a los hombres al campo de batalla. Con sus hijos, permanecían detrás de las líneas de combate y se ocupaban de los soldados heridos, de los caballos, reconfortaban a sus valientes esposos, animando su espíritu narrándoles las emocionantes hazañas de sus ancestros, desarmaban a los soldados muertos del enemigo, reuniendo a los fugitivos presos del pánico, y vigilaban a los prisioneros.

El Islam también mantuvo esta tradición. Las mujeres siempre siguieron a los hombres en la Jihad. En la batalla de Uhud, de acuerdo con Bukhari, 'Aisha (radhiallahu anha) llevaba una bolsa de cuero llena de agua para apagar la sed de los soldados heridos. Fue ayudada en la tarea por Umm Salaym y Umm Salit.

El tradicionista Abu Nayeem relata que en la batalla de Khaibar, media docena de mujeres de Medina siguieron al ejército en marcha. El Profeta (sallallahu 'alayhi wa salam) no supo de esto y, cuando fue informado de ello, preguntó con enojo por qué habían venido. Ellas contestaron reverentemente que tenían medicinas, que asistirían y curarían a los heridos, quitarían las flechas de los cuerpos de los soldados, y gestionarían sus víveres. El Profeta (sallallahu 'alayhi wa salam) permitió que acompañaran al ejército, y, cuando Khaibar fue conquistado, él (sallallahu 'alayhi wa salam) dio una parte del botín de guerra a estas mujeres también. [1]

En un número de batallas, Umm Sulaym y algunas otras mujeres de los Ansar prestaron un servicio similar. [2] Rabi, hija de Muaz, junto a otras mujeres, llevó a cabo la tarea de transportar a los mártires y a los heridos del campo de batalla de Uhud a Medina. [3] Umm Raqida tenía un pabellón para los heridos, en el que lavó y vendó sus heridas. [4]

Umm Zaid, Ashjiya, y otras cinco mujeres ayudaron a los musulmanes durante la batalla de Khaibar, trabajando en ruecas. Recogían flechas del campo de batalla, y hacían harina de grano (Sattu) para los soldados. [5] Umm Attiya cocinó para los Compañeros en siete batallas. [6]

Tabari escribe sobre una ocasión cuando los cadáveres de los soldados musulmanes yacían en gran número. El grupo de los hombres acordaron enterrar a los mártires encargando a las mujeres cuidar de los heridos. En las batallas de Aghwath y Armath, lucharon como en la de Qadisiya, mujeres y niños excavaron tumbas. [7]

La batalla de Qadisiya es descrita así por una mujer quien estaba presente: “Cuando la batalla terminó, nosotras (las mujeres) nos adelantamos osadamente a la batalla con varas en nuestras manos y recogíamos a los soldados musulmanes heridos.” [8]

Los incidentes citados anteriormente, sin embargo, no sólo testifican el celo religioso, el entusiasmo nacional, y el heroísmo de las mujeres musulmanas, sino que también detallan los deberes varios a los que ellas fueron llamadas a realizar de vez en cuando. Ellas no rehuían las tareas humildes y poco agradables: la excavación de tumbas y la procuración de víveres para el ejército. Las mujeres no sólo cuidaban a los heridos en la retaguardia, también se llevaron a los damnificados del campo de batalla. No satisfechas con instar a los hombres a tomar una posición firme, a veces, ellas incluso les ayudaron uniéndose a la batalla. En breve, ninguna tarea era demasiado difícil o demasiado desagradable para ellas.

Si examinas las batallas del período temprano de la historia del Islam, encontrarás a mujeres ocupadas en estos cometidos en la retaguardia. Los últimos servicios mencionados que fueron prestados por mujeres musulmanas requieren, en cualquier caso, un poco de elaboración, y entraremos en detalle para mostrar cómo cumplieron esta tarea.

La madre de Anas b. Malik, Umm Sulaym, normalmente acompañaba al Profeta (sallallahu ‘alayhi wa salam) al campo de batalla. Cuando Taleeb b. ‘Umair aceptó el Islam e informó a su madre de esto, ella dijo: “Te has alineado con el hombre que más lo merece. Si tuviera la fuerza y la habilidad de un hombre, le protegería y lucharía por él.” [10]

En la batalla de Ditch, el Profeta (sallallahu ‘alayhi wa salam) y sus Compañeros estaban luchando contra los judíos, cuando Banu Quraiza avanzó al lugar donde las mujeres musulmanas y los niños se atrincheraron. No había soldados para proteger a estas mujeres contra Banu Quraiza. Mientrastanto, un judío intentó acercarse a ellos. Se temía que el judío pudiera traicionarles a Banu Quraiza quienes atacarían a la primera oportunidad. Safia, la tía del Profeta (sallallahu ‘alayhi wa salam), y la madre de Zubair, le pidieron a Hassan b. Thabit que matara al judío. Viendo su indecisión, Safia bajó con una lanza del pabellón en su mano y mató al judío con ella. Esta fue la primera acción heroica, dice el historiador Ibn Athir, hecha por, una mujer musulmana. [11]

Una de las mujeres más distinguidas que tomó parte en la batalla de Uhud fue Nusaybah bint Ka’b al-Maziniyah (radhiallahu anha). Ella era conocida como Um ‘Umarah.

Al principio de la batalla, ella traía agua y tendía a los heridos, como las otras mujeres hacían. Cuando la batalla iba a favor de los musulmanes, los arqueros desobedecieron la orden del Profeta (sallallahu ‘alayhi wa salam) quienes inmediatamente se convirtieron en fuente de la derrota, como Allah subhanahu wa ta’ala dijo:

“Cuando, sin hacer caso de nadie, os alejabais huyendo y el Mensajero os llamaba desde atrás. Así os pagó la aflicción que habíais causado con otra aflicción. Para que no os entristecierais por lo que habíais perdido ni por lo que había sucedido. Allah conoce perfectamente lo que hacéis.” (Surat al-Imran, ayat 153)

Fue en este momento cuando Nusaybah se adelantó, con su espada desenvainada y su arco en la mano, para unirse al pequeño grupo de arqueros mientras se mantenían firmes con Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam), actuando como un escudo humano para protegerle de las flechas de los idólatras. Siempre que el peligro se aproximaba a Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) ella estaba ahí para protegerle.

Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) dijo más tarde: “Dondequiera que me giraba, a la izquierda o a la derecha, la veía luchando por mí.”

Su hijo ‘Umarah también describió lo que pasó en ese día: “En ese día, estaba herido en mi mano izquierda. Un hombre que parecía ser tan alto como una palmera me golpeó, entonces se marchó sin perseguirme para acabar conmigo. La sangre empezó a fluir copiosamente, así que Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) me dijo: “’Venda tu herida.’”

Mi madre vino a mí, y ella llevaba una envoltura en la cintura, que ella había traído, con el propósito de vendar heridas. Ella curó mi herida, mientras Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) miraba. Entonces ella me dijo: ‘Levántate, hijo mío, y lucha contra la gente.’

Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) dijo: ‘¿Quién podría soportar lo que estás aguantando, oh Umm ‘Umarah?’ Ella dijo: 'El hombre que golpeó a mi hijo vino, y Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) dijo: ‘Este es el que golpeó a tu hijo.’ Le intercepté y le golpeé en el muslo, y colapsó. Vi a Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) sonreír tan ampliamente que pude ver sus molares. Él dijo: ‘Has tomado tu venganza, ¡oh Umm ‘Umarah!’ Entonces le golpeamos con nuestras armas hasta que le matamos, y Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) dijo: ‘Las alabanzas a Allah Quien te ha concedido la victoria sobre él, te ha dado la satisfacción de vengarte de tu enemigo, y te ha permitido ver la venganza por ti misma.”

Ese día, Nusaybah recibió muchas heridas mientras luchaba contra la gente, les golpeaba en el pecho. Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) la vio, y llamó a su hijo: “¡Tu madre! Mira sus heridas, ¡que Allah subhanahu wa ta’ala te bendiga y a tu familia! Tu madre ha luchado mejor que fulano y fulano.” Cuando su madre escuchó lo que Rasulullah dijo (sallallahu ‘alayhi wa salam), ella dijo: “Ruega a Allah que podamos acompañarte en el Paraíso.” Él dijo: “Oh Allah haz que sean mis compañeros en el Paraíso.”

Ella dijo: “No me importa lo que me suceda en este mundo.”

El triunfo de Umm ‘Umarah no fue limitado únicamente a la batalla de Uhud. También estuvo presente en otra serie de ocasiones, a saber el tratado de ‘Aqabah, al-Hudaybiyah, Khaybar y Hunayn. Su conducta heroica en Hunayn no fue menos magnífica que su conducta heroica en Uhud. En la época del khilafah de Abu Bakr (radhiallahu anhu), ella estuvo presente en al-Yamamah donde luchó brillantemente y recibió once heridas además de perder su mano.

No es de sorprender que Rasulullah (sallallahu ‘alayhi wa salam) le diera la buena noticia de que ella entraría en el Paraíso, y que más tarde ella fue tenida en alta estima por Abu Bakr al-Siddiq, su comandante Khalid ibn al-Walid y subsecuentemente por ‘Umar ibn al-Khattab (radhiallahu anhum). [12]


Notas:

[1] Abu Dawud, Fath-e-Khaibar
[2] Abu Dawud, vol. 1, pág. 252
[3] Bukhari, Kitab-ut-Tib
[4] Abu Dawud, vol. 1, pág. 270
[5] Sahih Muslim, vol. 11, pág. 105 (Egipto)
[6] Tabari vol. 6, pág. 2317 (European Edn)
[7] Tabari, vol. 5, pág. 2363
[8] Ibid
[9] Usud-ul-Chabs, vol. 5, pág. 591
[10] Isti'ab Taleeb, b. 'Umair
[11] Usud-ul-Ghabn, descripción de Safia, vol. 5, pág. 591
[12] De Seerah ibn Hisham



Extraído de: http://www.allaahuakbar.net/womens/heroic_deeds_of_muslim_women.htm

Traducido del inglés al castellano por: Kendra al Isbanía para el equipo de traducción del foro “Musulmana de Ahlul Sunna Wa’al Yama’a” y www.nuralaaldarb.blogspot.com
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