Los celos del marido entre el principio laudable y el aspecto censurable
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Los celos del marido entre el principio laudable y el aspecto censurable
Los celos del marido entre el principio laudable y el aspecto censurable
Sheij Mohamed Ali Ferkous (hafidhahu Allah)
Alabado sea Allah, Señor de los Mundos; la paz y el saludo sean sobre aquél que Allah envió como misericordia para el mundo entero, así como sobre su Familia, sus Compañeros y sus Hermanos hasta el Día de la Resurrección.
Dicho esto:
Los celos son el hecho de que el hombre deteste que cualquier otro se una a él en aquello que es su derecho (1). Abarcan, en su sentido general, los celos que el hombre siente por su persona, por los suyos, por sus allegados y por el común de los hombres. Los celos son meritorios porque consisten, en principio, en detestar las cosas malas, las bajezas, lo prohibido y los pecados. Es la cualidad más distintiva en el hombre noble y generoso. Por esa razón, el Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم fue quien sintió el máximo de celos por su comunidad; y Allah todavía es más celoso que él. El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo: «¿Os sorprendéis de los celos de Sa‘d? Pues, ciertamente, yo soy más celoso que él y Allah es mucho más celoso que yo.» (2). Él dijo, igualmente, durante la oración del eclipse: «¡Oh, Gente de Muhammad! Por Allah, nadie es más celoso que Allah ante el hecho de que Su siervo o Su sierva cometa fornicación» (3). También dijo: «Nadie es más celoso que Allah; por eso Él ha prohibido las acciones indignas» (4). Ibn Al-Qayyim رحمه الله dijo: «Por eso los celos de Allah afectan al hecho de que Su siervo haga lo que Él le ha prohibido; y es a causa de esos celos por lo que Allah ha prohibido las acciones indignas visibles y ocultas. Las criaturas no son más que Sus siervos y Sus siervas; Él muestra, pues, sus celos por sus Siervas como un señor que siente celos por sus sirvientas, y a Allah pertenece el ejemplo más excelso. Él muestra celos en cuanto al hecho de que Sus siervos amen a otro que no sea Él y que ese amor les empuje a encariñarse de las formas y de las imágenes y a intentar cometer bajezas con ellas» (5).
Por lo tanto, mi intención a través de este artículo es hablar de uno de los derechos que la esposa posee sobre su marido: que él muestre celos hacia ella contra toda mala acción que pueda alcanzarle por parte de los demás, ya sea por una mirada, una sonrisa, una palabra, el tacto, la mezcla de sexos o por cualquier otra cosa que perjudique a su mujer en su religión, su persona o su honor. Es, pues, un derecho de la mujer sobre su marido que este último se esfuerce en resguardarla y protegerla de manera entera y completa. Este derecho incluye los celos, cuyas formas y manifestaciones se pueden expresar de las siguientes maneras:
- Sintiendo celos cuando ella (su esposa) muestra su belleza a otros que no sean su marido o alguno de sus mahram; igual que muestra celos cuando un extraño no baja la mirada ante ella o si ella misma no lo hace. Él debe prohibirle eso y debe rechazarlo, incluso si el corazón de su mujer estuviera sano y ella estuviera desprovista de cualquier mala intención. En efecto, «la buena intención no avala lo que está prohibido», porque Allah ha dicho:
Por lo tanto, mi intención a través de este artículo es hablar de uno de los derechos que la esposa posee sobre su marido: que él muestre celos hacia ella contra toda mala acción que pueda alcanzarle por parte de los demás, ya sea por una mirada, una sonrisa, una palabra, el tacto, la mezcla de sexos o por cualquier otra cosa que perjudique a su mujer en su religión, su persona o su honor. Es, pues, un derecho de la mujer sobre su marido que este último se esfuerce en resguardarla y protegerla de manera entera y completa. Este derecho incluye los celos, cuyas formas y manifestaciones se pueden expresar de las siguientes maneras:
- Sintiendo celos cuando ella (su esposa) muestra su belleza a otros que no sean su marido o alguno de sus mahram; igual que muestra celos cuando un extraño no baja la mirada ante ella o si ella misma no lo hace. Él debe prohibirle eso y debe rechazarlo, incluso si el corazón de su mujer estuviera sano y ella estuviera desprovista de cualquier mala intención. En efecto, «la buena intención no avala lo que está prohibido», porque Allah ha dicho:
قُلْ لِلْمُؤْمِنِينَ يَغُضُّوا مِنْ أَبْصَارِهِمْ وَيَحْفَظُوا فُرُوجَهُمْ ذَلِكَ أَزْكَى لَهُمْ إِنَّ اللهَ خَبِيرٌ بِمَا يَصْنَعُونَ. وَقُلْ لِلْمُؤْمِنَاتِ يَغْضُضْنَ مِنْ أَبْصَارِهِنَّ وَيَحْفَظْنَ فُرُوجَهُنَّ وَلاَ يُبْدِينَ زِينَتَهُنَّ إِلاَّ مَا ظَهَرَ مِنْهَا وَلْيَضْرِبْنَ بِخُمُرِهِنَّ عَلَى جُيُوبِهِنَّ وَلاَ يُبْدِينَ زِينَتَهُنَّ إِلاَّ لِبُعُولَتِهِنَّ أَوْ آبَائِهِنَّ أَوْ آبَاءِ بُعُولَتِهِنَّ أَوْ أَبْنَائِهِنَّ أَوْ أَبْنَاءِ بُعُولَتِهِنَّ أَوْ إِخْوَانِهِنَّ أَوْ بَنِي إِخْوَانِهِنَّ أَوْ بَنِي أَخَوَاتِهِنَّ أَوْ نِسَائِهِنَّ أَوْ مَا مَلَكَتْ أَيْمَانُهُنَّ أَوِ التَّابِعِينَ غَيْرِ أُولِي الإِرْبَةِ مِنَ الرِّجَالِ أَوِ الطِّفْلِ الَّذِينَ لَمْ يَظْهَرُوا عَلَى عَوْرَاتِ النِّسَاءِ وَلاَ يَضْرِبْنَ بِأَرْجُلِهِنَّ لِيُعْلَمَ مَا يُخْفِينَ مِنْ زِينَتِهِنَّ وَتُوبُوا إِلَى اللهِ جَمِيعًا أَيُّهَ الْمُؤْمِنُونَ لَعَلَّكُمْ تُفْلِحُونَ. النور: 30-31
«Di a los creyentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, eso es más puro para ellos. Es cierto que Allah sabe perfectamente lo que hacen. Y di a las creyentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean externos; y que se dejen caer el tocado sobre el escote y no muestren sus atractivos excepto a sus maridos, padres, padres de sus maridos, hijos, hijos de sus maridos, hermanos, hijos de sus hermanos, hijos de sus hermanas, sus mujeres, los esclavos que posean, los hombres subordinados carentes de instinto sexual o los niños a los que aún no se les haya desvelado la desnudez de la mujer. Y que al andar no pisen golpeando los pies para que no se reconozcan adornos que lleven escondidos. Y volveos a Allah todos, oh creyentes, para que podáis tener éxito.» (Sura An-Nur: 30-31)
- Que él sienta celos cuando ella suelte la lengua para decir algo malo, proferir cosas malas o vulgaridades. Debe prohibírselo, porque Allah ha dicho:
- Que él sienta celos cuando ella suelte la lengua para decir algo malo, proferir cosas malas o vulgaridades. Debe prohibírselo, porque Allah ha dicho:
لاَ يُحِبُّ اللهُ الْجَهْرَ بِالسُّوءِ مِنَ الْقَوْلِ .النساء: 148
«Allah no ama que se refiera ningún mal en público.» (An-Nissa’, 148)
Del mismo modo, debe mostrar celos cuando ella se dirige a un extraño con dulzura y complacencia; debe advertirla contra esa manera de actuar, aunque sea por necesidad o sin mala intención. Allah dice:
فَلاَ تَخْضَعْنَ بِالْقَوْلِ فَيَطْمَعَ الَّذِي فِي قَلْبِهِ مَرَضٌ. الأحزاب: 32
«Así pues no seáis suaves (6) al hablar de manera que aquel en cuyo corazón hay una enfermedad pueda sentir deseo.» (Al-Ahzab: 32)
- Que muestre celos cuando ella entra en casa de hombres extraños (no maharim) o cuando ellos entran en casa de ella; juntándose con ellos en el trabajo o para pasar la velada, sea en familia o no, en su casa o en otra parte. En efecto, ella no está segura de estar resguardada de una mala mirada, una mala palabra o un mal gesto: las consecuencias de las inclinaciones del alma y de las sugerencias del demonio son censurables y catastróficas. Es a partir de este postulado y a la razón ligada a los celos por lo que él no debe permitir a su mujer que se mezcle con los hombres de manera prohibida, y eso, basándose en lo que Allah ha dicho de manera general:
- Que muestre celos cuando ella entra en casa de hombres extraños (no maharim) o cuando ellos entran en casa de ella; juntándose con ellos en el trabajo o para pasar la velada, sea en familia o no, en su casa o en otra parte. En efecto, ella no está segura de estar resguardada de una mala mirada, una mala palabra o un mal gesto: las consecuencias de las inclinaciones del alma y de las sugerencias del demonio son censurables y catastróficas. Es a partir de este postulado y a la razón ligada a los celos por lo que él no debe permitir a su mujer que se mezcle con los hombres de manera prohibida, y eso, basándose en lo que Allah ha dicho de manera general:
يَا أَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُوا قُوا أَنْفُسَكُمْ وَأَهْلِيكُمْ نَارًا وَقُودُهَا النَّاسُ وَالْحِجَارَةُ. التحريم: 6
«¡Vosotros que creéis! Guardaos a vosotros mismos y a vuestra gente de un fuego cuyo combustible serán los hombres y las piedras.» (At-Tahrim: 6)
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo también: «Tened cuidado de entrar en casa de las mujeres». Un hombre de los Ansares dijo entonces: «Oh, Mensajero de Allah, ¿qué dices tú sobre el Hamw (7)?». Él dijo: «El Hamw es la muerte» (8).
- Que muestre celos cuando ella sale de casa dejando aparecer su belleza, o estando perfumada, o adornada con toda clase de joyas o de maquillaje, o a la vez vestida y desnuda, dirigiéndose de esta manera al mercado, al trabajo o a sus recados, pavoneándose, muy pagada de sí misma y de su aspecto a través del cual avivará el deseo de los hombres. El intenso fuego de los celos tiene que empujar a su esposo a ordenarle que se vista con el velo (Jilbab) de la discreción y el pudor. Allah dice, en efecto:
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo también: «Tened cuidado de entrar en casa de las mujeres». Un hombre de los Ansares dijo entonces: «Oh, Mensajero de Allah, ¿qué dices tú sobre el Hamw (7)?». Él dijo: «El Hamw es la muerte» (8).
- Que muestre celos cuando ella sale de casa dejando aparecer su belleza, o estando perfumada, o adornada con toda clase de joyas o de maquillaje, o a la vez vestida y desnuda, dirigiéndose de esta manera al mercado, al trabajo o a sus recados, pavoneándose, muy pagada de sí misma y de su aspecto a través del cual avivará el deseo de los hombres. El intenso fuego de los celos tiene que empujar a su esposo a ordenarle que se vista con el velo (Jilbab) de la discreción y el pudor. Allah dice, en efecto:
وَقَرْنَ فِي بُيُوتِكُنَّ وَلاَ تَبَرَّجْنَ تَبَرُّجَ الْجَاهِلِيَّةِ الأُولَى. الأحزاب: 33
«Y permaneced en vuestras casas, no os adornéis con los adornos del tiempo de la ignorancia.» (Al-Ahzab: 33)
Él dice también:
Él dice también:
يَا أَيُّهَا النَّبِيُّ قُلْ لِأَزْوَاجِكَ وَبَنَاتِكَ وَنِسَاءِ الْمُؤْمِنِينَ يُدْنِينَ عَلَيْهِنَّ مِنْ جَلاَبِيبِهِنَّ ذَلِكَ أَدْنَى أَنْ يُعْرَفْنَ فَلاَ يُؤْذَيْنَ وَكَانَ اللهُ غَفُورًا رَحِيمًا. الأحزاب: 59
«¡Profeta! Di a tus esposas e hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran desde arriba con sus vestidos. Esto es lo más adecuado para que se las reconozca y no se las ofenda. Allah es Perdonador, Compasivo.» (Al-Ahzab: 59)
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo: «Toda mujer que se quite la ropa fuera de la casa de su marido habrá desgarrado el velo que existe entre ella y su Señor» (9). Él dijo asimismo: «Hay tres personas de las que no te preguntes incluso qué será de ellas: un hombre que ha dejado el grupo de los musulmanes, que ha desobedecido a su líder y muere en la desobediencia; un esclavo o una esclava que muere después de haberse fugado; y una mujer que, habiéndose ausentado su marido y habiéndole dejado todo lo que ella necesitaba en este mundo, se exhibe en su ausencia; no te preguntes incluso qué será de ellos» (10). Dijo igualmente: «La mejor de vuestras mujeres es la mujer cariñosa, fecunda, dulce y compasiva si ellas temen a Allah. Y las peores de vuestras mujeres son aquéllas que se exhiben y se pavonean indecentemente; ciertamente son hipócritas. Raras las que, entre ellas, entrarán en el Paraíso así como son raros los cuervos con los pies blancos» (11). Dijo también: «Toda mujer que se perfume y pase cerca de un grupo de hombres para que huelan su olor es una fornicadora» (12). Y dijo: «Hay dos categorías de gente en el infierno que yo todavía no he visto: hombres con látigos que se parecen a las colas de las vacas y con los cuales golpean a la gente; y mujeres a la vez vestidas y desnudas (13), desobedientes y atractivas; cuyas cabezas son como jorobas de camello inclinadas. Ellas no entrarán en el Paraíso ni sentirán su olor, pese a que su olor se puede percibir desde una distancia tal y cual» (14).
- Que muestre celos al exponerla a la tentación cuando su ausencia se alarga demasiado; cuando la lleva con él a lugares propicios a la depravación y al pecado, o a las playas o los bosques llenos de cosas reprobables, o cuando le procura cintas de música, libros eróticos, vídeos que llaman al pecado, revistas llenas de vulgaridades y bajezas y otros medios de perversión moral y comportamientos adoptados y estimados por los infames y los libertinos. Sin duda, los celos defienden al esposo de aceptar la extinción del amor propio y la verdadera y noble hombría. En efecto, renunciar a los celos es perder la base de la religión, y es en ese sentido en el que Ibn Al-Qayyim رحمه الله ha dicho: «Eso te demuestra que la base de la religión son los celos y aquél que no tiene celos no tiene religión, porque los celos protegen el corazón y, a través de él, los miembros, y apartan, pues, el mal y las acciones indignas. La ausencia de celos, por el contrario, mata el corazón y, a través de él, los miembros, que no rechazan nada en absoluto. Los celos en el corazón son como la fuerza que hace retroceder la enfermedad y se resiste a ella: si la fuerza desaparece, la enfermedad encuentra sitio disponible; nada la va a hacer retroceder; se instala con firmeza y se produce la muerte. También son como los cuernos del búfalo, con los cuales él se defiende y defiende a su descendencia: si se rompen, los enemigos aspiran entonces a atacarlo» (15).
He aquí, pues, algunos aspectos de los celos que siente el hombre hacia su mujer así como sus diferentes manifestaciones, que se contienen en eso que es un principio loable, que se puede resumir diciendo que «los celos que muestras por aquello que amas consisten en que tú le prestas atención; y los celos contra aquello que detestas consisten en rechazar lo que viene a rivalizar contigo en eso que tú amas; así, los celos por lo que es amado no son concebibles más que por los celos contra el rival» (16).
De este modo, y sin duda, el aspecto censurable de los celos no forma parte del principio mencionado. Se manifiesta cuando los celos están basados sobre la duda y la sospecha no fundadas en pruebas o en hechos reales. Los pensamientos, en efecto, se transforman entonces en obsesión y se acumulan en el individuo hasta lanzarlo a un mundo oscuro hecho de dudas y sospechas. Es el caso, por ejemplo, cuando el hombre tiene sospechas de su mujer sin prueba aparente ni indicio claro. Así, él se pone entonces a vigilar sus acciones y sus gestos e intentará demostrar lo que no es más que una ilusión. Eso puede llevarle hasta ponerle cámaras o micrófonos para vigilarla de lejos, a elegir incluso horas inusuales para entrar en casa de su mujer, o a aprovechar ciertas ocasiones para acechar sus movimientos de forma anormal, etc. Ciertamente, eso no tiene ninguna relación con el aspecto laudable de los celos. Son más bien unos celos reprobados por la religión. El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo, en efecto: «Hay una parte de los celos que Allah ama y hay una parte que Allah detesta; y hay una parte del orgullo que Allah ama y hay una parte que Allah detesta; los celos que Allah ama son aquéllos basados en un caso dudoso y los celos que detesta son aquéllos que no se basan en un caso dudoso…» (17). El profeta صلَّى الله عليه وسلَّم prohibió también «que el hombre entre en casa de su mujer por la noche sospechando que ella le engaña o buscando descubrir sus pasos en falso» (18).
Puesto que el hombre está considerado como responsable de su mujer, está encargado de protegerla y ocuparse de todo lo que la afecta, porque Allah ha dicho:
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo: «Toda mujer que se quite la ropa fuera de la casa de su marido habrá desgarrado el velo que existe entre ella y su Señor» (9). Él dijo asimismo: «Hay tres personas de las que no te preguntes incluso qué será de ellas: un hombre que ha dejado el grupo de los musulmanes, que ha desobedecido a su líder y muere en la desobediencia; un esclavo o una esclava que muere después de haberse fugado; y una mujer que, habiéndose ausentado su marido y habiéndole dejado todo lo que ella necesitaba en este mundo, se exhibe en su ausencia; no te preguntes incluso qué será de ellos» (10). Dijo igualmente: «La mejor de vuestras mujeres es la mujer cariñosa, fecunda, dulce y compasiva si ellas temen a Allah. Y las peores de vuestras mujeres son aquéllas que se exhiben y se pavonean indecentemente; ciertamente son hipócritas. Raras las que, entre ellas, entrarán en el Paraíso así como son raros los cuervos con los pies blancos» (11). Dijo también: «Toda mujer que se perfume y pase cerca de un grupo de hombres para que huelan su olor es una fornicadora» (12). Y dijo: «Hay dos categorías de gente en el infierno que yo todavía no he visto: hombres con látigos que se parecen a las colas de las vacas y con los cuales golpean a la gente; y mujeres a la vez vestidas y desnudas (13), desobedientes y atractivas; cuyas cabezas son como jorobas de camello inclinadas. Ellas no entrarán en el Paraíso ni sentirán su olor, pese a que su olor se puede percibir desde una distancia tal y cual» (14).
- Que muestre celos al exponerla a la tentación cuando su ausencia se alarga demasiado; cuando la lleva con él a lugares propicios a la depravación y al pecado, o a las playas o los bosques llenos de cosas reprobables, o cuando le procura cintas de música, libros eróticos, vídeos que llaman al pecado, revistas llenas de vulgaridades y bajezas y otros medios de perversión moral y comportamientos adoptados y estimados por los infames y los libertinos. Sin duda, los celos defienden al esposo de aceptar la extinción del amor propio y la verdadera y noble hombría. En efecto, renunciar a los celos es perder la base de la religión, y es en ese sentido en el que Ibn Al-Qayyim رحمه الله ha dicho: «Eso te demuestra que la base de la religión son los celos y aquél que no tiene celos no tiene religión, porque los celos protegen el corazón y, a través de él, los miembros, y apartan, pues, el mal y las acciones indignas. La ausencia de celos, por el contrario, mata el corazón y, a través de él, los miembros, que no rechazan nada en absoluto. Los celos en el corazón son como la fuerza que hace retroceder la enfermedad y se resiste a ella: si la fuerza desaparece, la enfermedad encuentra sitio disponible; nada la va a hacer retroceder; se instala con firmeza y se produce la muerte. También son como los cuernos del búfalo, con los cuales él se defiende y defiende a su descendencia: si se rompen, los enemigos aspiran entonces a atacarlo» (15).
He aquí, pues, algunos aspectos de los celos que siente el hombre hacia su mujer así como sus diferentes manifestaciones, que se contienen en eso que es un principio loable, que se puede resumir diciendo que «los celos que muestras por aquello que amas consisten en que tú le prestas atención; y los celos contra aquello que detestas consisten en rechazar lo que viene a rivalizar contigo en eso que tú amas; así, los celos por lo que es amado no son concebibles más que por los celos contra el rival» (16).
De este modo, y sin duda, el aspecto censurable de los celos no forma parte del principio mencionado. Se manifiesta cuando los celos están basados sobre la duda y la sospecha no fundadas en pruebas o en hechos reales. Los pensamientos, en efecto, se transforman entonces en obsesión y se acumulan en el individuo hasta lanzarlo a un mundo oscuro hecho de dudas y sospechas. Es el caso, por ejemplo, cuando el hombre tiene sospechas de su mujer sin prueba aparente ni indicio claro. Así, él se pone entonces a vigilar sus acciones y sus gestos e intentará demostrar lo que no es más que una ilusión. Eso puede llevarle hasta ponerle cámaras o micrófonos para vigilarla de lejos, a elegir incluso horas inusuales para entrar en casa de su mujer, o a aprovechar ciertas ocasiones para acechar sus movimientos de forma anormal, etc. Ciertamente, eso no tiene ninguna relación con el aspecto laudable de los celos. Son más bien unos celos reprobados por la religión. El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo, en efecto: «Hay una parte de los celos que Allah ama y hay una parte que Allah detesta; y hay una parte del orgullo que Allah ama y hay una parte que Allah detesta; los celos que Allah ama son aquéllos basados en un caso dudoso y los celos que detesta son aquéllos que no se basan en un caso dudoso…» (17). El profeta صلَّى الله عليه وسلَّم prohibió también «que el hombre entre en casa de su mujer por la noche sospechando que ella le engaña o buscando descubrir sus pasos en falso» (18).
Puesto que el hombre está considerado como responsable de su mujer, está encargado de protegerla y ocuparse de todo lo que la afecta, porque Allah ha dicho:
الرِّجَالُ قَوَّامُونَ عَلَى النِّسَاءِ. النساء: 34
«Los hombres están al cargo de las mujeres.» (An-Nissa’: 34).
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo: «El hombre es como un pastor en el seno de su familia y es responsable de su rebaño» (19). A partir de ahí, el fuego de los celos implica que el marido no embellece a su esposa las vilezas, las cosas malas y la injusticia. Al contrario, debe esforzarse en hacerle detestar y reprobar todo eso; no debe embellecérselo, ni llamarla a ello ni animarla ni incitarla. Y si, por un lado, no acepta de ella ninguna desviación en el comportamiento y en la religión, el hombre digno y equitativo, por otro lado, no se dejará arrastrar por el exceso de celos hasta el punto de apresurarse en juzgar a su mujer o en decidir castigarla, sin haberla advertido previamente contra eso; o rechazar sus excusas en el caso de que ella se disculpara. El hombre justo acepta la excusa a pesar de sus grandes celos y eso concierne al grado más elevado de la equidad, la misericordia y el bien hacer, como se dice:
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم insistió sobre eso diciendo: «Nadie ama más los cumplidos que Allah, por eso Él se hace a Sí Mismo cumplidos; nadie es más celoso que Allah, por eso ha prohibido las vilezas; nadie ama más perdonar que Allah, por eso ha revelado los libros y ha enviado a los mensajeros» (20).
En el mismo contexto, Ibn Al-Qayyim رحمه الله dijo, al explicar los celos dignos de alabanza y lo que el individuo haría conforme a lo que su Señor ha ordenado: «Lo que es loable son los celos acompañados del hecho de disculpar; así, el hombre debe mostrar celos cuando es necesario y debe disculpar cuando es necesario. Quienquiera que es así merece verdaderamente la alabanza. También, puesto que Allah reúne todas las cualidades de la perfección, Él merece más que nadie ser alabado, y nadie puede alabarLo como Él merece, sino que más bien Él se alaba a Sí Mismo. El celoso estará, pues, en conformidad con Allah en una de sus cualidades, y quienquiera que esté en conformidad con Allah en una de sus cualidades, ésta le conducirá hacia Allah; le llevará delante de su Señor; le acercará a Él y a Su misericordia. Esta cualidad le hará amado por Allah, porque Allah es Misericordioso y ama a los misericordiosos; es Generoso y ama a los generosos; es Sabio y ama a los sabios; es Fuerte y ama al creyente fuerte más que al creyente débil; es Pudoroso y ama a los que son pudorosos; es Bello y ama a la gente de belleza; es Witr (impar) y ama a la gente del Witr» (21).
Tales son los celos que debe tener un esposo con hombría hacia su mujer. Los hombres nobles y dignos siempre han tenido, como se debe, celos hacia sus mujeres y siempre han visto esto como una cualidad con el fin de proteger la religión y preservar el honor.
La sabiduría perfecta pertenece a Allah سبحانه وتعالى, y nuestra última invocación es que Allah, Señor de los Mundos, sea alabado y que la oración y el saludo sean sobre nuestro Profeta, así como sobre su Familia, sus Compañeros y sus Hermanos hasta el Día de la Resurrección.
(1) Véase: At-Ta`rifat de Al-Jurjani (163) y Al-Kulliyyat de Abu Al-Baqa' (671).
(2) Narrado por Al-Bujari: 6846 y Muslim: 1499, a partir de Al-Mughira Ibn Chu`ba رضي الله عنه.
(3) Narrado por Al-Bujari: 1044, 5221 y Muslim: 901, a partir de ‘Aisha رضي الله عنها.
(4) Ver después.
(5) Al-Fawa'id de Ibn Al-Qayyim (39).
(6) No mostréis demasiada amabilidad en vuestras palabras por temor a que el hombre que os escucha conciba pasión por vosotras.
(7) Hamw: Todo hombre cercano al esposo de la mujer y que no sea su Mahram.
(8) Narrado por Al-Bujari: 5232 y Muslim: 2172, a partir de `Uqba Ibn `Amir رضي الله عنه.
(9) Narrado por At-Tirmidhi: 2803; Ibn Majah: 3750 y Ahmad (las palabras son suyas): 24140, a partir de ‘Aisha رضي الله عنها; considerado Sahih por Al-Albani en Sahih Al-Jami’: 2710.
(10) Narrado por Ahmad: 23943; Al-Bujari en Al-Adab Al-Mufrad: 590 y Al-Hakim: 411, a partir de Fazhala Ibn ‘Ubayd رضي الله عنه; considerado Sahih por Al-Albani en As-Sahiha: 542.
(11) Narrado por Al-Bayhaqi: 13478, a partir de Abu Udhayna As-Sadafi’ رضي الله عنه; considerado Sahih por Al-Albani en As-Sahiha: 1849.
(12) Narrado por An-Nassa’i: 5126 y Ahmad: 19711, a partir de Abu Mussa رضي الله عنه; juzgado Sahih por Al-Albani en Sahih Al-Jami’: 2701.
(13) Esta expresión significa que ellas llevan ropa que no cubre sus formas, es decir, que llevan ropas de adorno pero están desnudas de las ropas de la piedad.
(14) Narrado por Muslim: 2128, a partir de Abu Hurayra رضي الله عنه.
(15) Ad-Da' Wad-Dawa' de Ibn Al-Qayyim : 109-110.
(16) Al-Fawa'id de Ibn Al-Qayyim : 38.
(17) Narrado por An-Nassa’i: 2558, a partir de Jabir Ibn ‘Atik Al-Ansari رضي الله عنه; considerado Hassan por Al-Albani en Sahih Al-Jami’: 2221 y en Sahih Sunan An-Nassa’i.
(18) Narrado por Muslim: 715, a partir de Jabir Ibn ‘Abdillah Al-Ansari رضي الله عنهما.
(19) Narrado por Al-Bujari: 5188 y Muslim: 1829, a partir de Ibn ‘Umar رضي الله عنهما.
(20) Narrado por Muslim (en estos términos): 2760, a partir de Ibn Mas’ud رضي الله عنه y por Al-Bujari: 7416 y Muslim: 1499, a partir de Al-Mughira Ibn Chu’ba رضي الله عنه.
(21) Ad-Da’Wad-Dawa’ de Ibn Al-Qayyim: 108.
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم dijo: «El hombre es como un pastor en el seno de su familia y es responsable de su rebaño» (19). A partir de ahí, el fuego de los celos implica que el marido no embellece a su esposa las vilezas, las cosas malas y la injusticia. Al contrario, debe esforzarse en hacerle detestar y reprobar todo eso; no debe embellecérselo, ni llamarla a ello ni animarla ni incitarla. Y si, por un lado, no acepta de ella ninguna desviación en el comportamiento y en la religión, el hombre digno y equitativo, por otro lado, no se dejará arrastrar por el exceso de celos hasta el punto de apresurarse en juzgar a su mujer o en decidir castigarla, sin haberla advertido previamente contra eso; o rechazar sus excusas en el caso de que ella se disculpara. El hombre justo acepta la excusa a pesar de sus grandes celos y eso concierne al grado más elevado de la equidad, la misericordia y el bien hacer, como se dice:
«La excusa, entre la gente noble, se acepta
Y el perdón se espera de las costumbres de los señores»
Y el perdón se espera de las costumbres de los señores»
El Profeta صلَّى الله عليه وسلَّم insistió sobre eso diciendo: «Nadie ama más los cumplidos que Allah, por eso Él se hace a Sí Mismo cumplidos; nadie es más celoso que Allah, por eso ha prohibido las vilezas; nadie ama más perdonar que Allah, por eso ha revelado los libros y ha enviado a los mensajeros» (20).
En el mismo contexto, Ibn Al-Qayyim رحمه الله dijo, al explicar los celos dignos de alabanza y lo que el individuo haría conforme a lo que su Señor ha ordenado: «Lo que es loable son los celos acompañados del hecho de disculpar; así, el hombre debe mostrar celos cuando es necesario y debe disculpar cuando es necesario. Quienquiera que es así merece verdaderamente la alabanza. También, puesto que Allah reúne todas las cualidades de la perfección, Él merece más que nadie ser alabado, y nadie puede alabarLo como Él merece, sino que más bien Él se alaba a Sí Mismo. El celoso estará, pues, en conformidad con Allah en una de sus cualidades, y quienquiera que esté en conformidad con Allah en una de sus cualidades, ésta le conducirá hacia Allah; le llevará delante de su Señor; le acercará a Él y a Su misericordia. Esta cualidad le hará amado por Allah, porque Allah es Misericordioso y ama a los misericordiosos; es Generoso y ama a los generosos; es Sabio y ama a los sabios; es Fuerte y ama al creyente fuerte más que al creyente débil; es Pudoroso y ama a los que son pudorosos; es Bello y ama a la gente de belleza; es Witr (impar) y ama a la gente del Witr» (21).
Tales son los celos que debe tener un esposo con hombría hacia su mujer. Los hombres nobles y dignos siempre han tenido, como se debe, celos hacia sus mujeres y siempre han visto esto como una cualidad con el fin de proteger la religión y preservar el honor.
La sabiduría perfecta pertenece a Allah سبحانه وتعالى, y nuestra última invocación es que Allah, Señor de los Mundos, sea alabado y que la oración y el saludo sean sobre nuestro Profeta, así como sobre su Familia, sus Compañeros y sus Hermanos hasta el Día de la Resurrección.
Argel, 26 de Shaaban 1432 (20 de julio de 2011)
(1) Véase: At-Ta`rifat de Al-Jurjani (163) y Al-Kulliyyat de Abu Al-Baqa' (671).
(2) Narrado por Al-Bujari: 6846 y Muslim: 1499, a partir de Al-Mughira Ibn Chu`ba رضي الله عنه.
(3) Narrado por Al-Bujari: 1044, 5221 y Muslim: 901, a partir de ‘Aisha رضي الله عنها.
(4) Ver después.
(5) Al-Fawa'id de Ibn Al-Qayyim (39).
(6) No mostréis demasiada amabilidad en vuestras palabras por temor a que el hombre que os escucha conciba pasión por vosotras.
(7) Hamw: Todo hombre cercano al esposo de la mujer y que no sea su Mahram.
(8) Narrado por Al-Bujari: 5232 y Muslim: 2172, a partir de `Uqba Ibn `Amir رضي الله عنه.
(9) Narrado por At-Tirmidhi: 2803; Ibn Majah: 3750 y Ahmad (las palabras son suyas): 24140, a partir de ‘Aisha رضي الله عنها; considerado Sahih por Al-Albani en Sahih Al-Jami’: 2710.
(10) Narrado por Ahmad: 23943; Al-Bujari en Al-Adab Al-Mufrad: 590 y Al-Hakim: 411, a partir de Fazhala Ibn ‘Ubayd رضي الله عنه; considerado Sahih por Al-Albani en As-Sahiha: 542.
(11) Narrado por Al-Bayhaqi: 13478, a partir de Abu Udhayna As-Sadafi’ رضي الله عنه; considerado Sahih por Al-Albani en As-Sahiha: 1849.
(12) Narrado por An-Nassa’i: 5126 y Ahmad: 19711, a partir de Abu Mussa رضي الله عنه; juzgado Sahih por Al-Albani en Sahih Al-Jami’: 2701.
(13) Esta expresión significa que ellas llevan ropa que no cubre sus formas, es decir, que llevan ropas de adorno pero están desnudas de las ropas de la piedad.
(14) Narrado por Muslim: 2128, a partir de Abu Hurayra رضي الله عنه.
(15) Ad-Da' Wad-Dawa' de Ibn Al-Qayyim : 109-110.
(16) Al-Fawa'id de Ibn Al-Qayyim : 38.
(17) Narrado por An-Nassa’i: 2558, a partir de Jabir Ibn ‘Atik Al-Ansari رضي الله عنه; considerado Hassan por Al-Albani en Sahih Al-Jami’: 2221 y en Sahih Sunan An-Nassa’i.
(18) Narrado por Muslim: 715, a partir de Jabir Ibn ‘Abdillah Al-Ansari رضي الله عنهما.
(19) Narrado por Al-Bujari: 5188 y Muslim: 1829, a partir de Ibn ‘Umar رضي الله عنهما.
(20) Narrado por Muslim (en estos términos): 2760, a partir de Ibn Mas’ud رضي الله عنه y por Al-Bujari: 7416 y Muslim: 1499, a partir de Al-Mughira Ibn Chu’ba رضي الله عنه.
(21) Ad-Da’Wad-Dawa’ de Ibn Al-Qayyim: 108.
Versión en árabe: http://www.ferkous.com/site/rep/M70.php
Versión en francés: http://www.ferkous.com/site/fra/M70.php
Traducido del francés al castellano por Ummu Yasir al Isbaniya para el equipo de traducción del foro "Musulmana de Ahlul Sunna wa'al Yama'a".
Ummu Ines
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